Miau, entraste en mi vida como entran los seres queridos que permanecen siempre en nuestra memoria, sin esperarte. Sin apenas conocerme, ya quisiste dormir conmigo desde el primer día saltando a mi cama, aunque apenas te sostuvieras en pie y desde entonces ya conquistaste mi amor. Por muchos años que estuvieses conmigo, estos han sido pocos. Estuviste en las malas y en las buenas y siempre me diste tu amor, tu calor, tus juegos, tus maullidos para llamarme. Aún siento el calor de tu zarpita en mi cara, mu hociquito mojado, tus juegos conmigo… Te echo de menos Miau. Todos los días me esperabas detrás de la puerta a que llegara a casa, pero ahora ya no es así porque ahora estás conmigo siempre allí a donde voy, a mi lado, me acompañas siempre. Te siento cada día a mi lado y me cuidas desde donde estás. Me diste tu amor incondicional cuando la vida te dio la segunda oportunidad a mi lado. Mis palabras por ti me saben a pocas y siento que no te las digo todas, pero, ¿cómo escribir en pocas líneas todo lo que querría decirte y te digo cada día?. Te echo de menos Miau y te quiero. Siempre estarás en el corazón que conquistaste… y espero que sepas perdonarme si en algún momento te fallé y, sobre todo, si tardo en reunirme de nuevo contigo. Aunque pase mucho tiempo, nos encontraremos y estaremos juntos para siempre, aunque ahora, mientras escribo estas palabras en tu honor estás a mi lado, encima de mí, dormido como un ángel, confiado a mi cuidado y sabiendo que estás a salvo. Te echo de menos. Te quiero MIAU.